Sin duda en estos tiempos en que el empleo es un bien escaso y nos planteamos buscar oportunidades de trabajo fuera de nuestras fronteras, nos damos cuenta de nuestras limitaciones a la hora de plantearnos una futura movilidad. Una de las más obvias es el idioma, lo más frecuente es encontrarse atascado; sí, hemos estudiado el idioma; sí tenemos título; pero sabemos que la fluidez en comunicarnos se nos escapa, es normal pensamos, ya que al final cada día hablamos en nuestra propia lengua…
Ahora podemos sentirnos un poco abatidos. Al mirar hacia el exterior, buscando nuestro mismo perfil profesional en otros países, certificamos con pesar que la comunicación en ese idioma no nos alcanza. ¿Qué hacemos? ¿Nos lanzamos otra vez a estudiar con esa sensación angustiosa de que necesitamos algo rápido y efectivo? ¿Nos podemos ir con lo que sabemos y mejorar nuestro nivel allí?
Lo ideal ahora sería que la mayoría de nosotros dominásemos el inglés de forma efectiva y otra lengua, y así, en momentos turbulentos, pudiéramos movernos con más facilidad. Sé de casos de perfiles ingenieros que terminaron la carrera con 29 años o más y que no invirtieron tiempo y recursos en el aprendizaje de una segunda lengua….ahora intentan como pueden resolverlo. Otros piensan que la manejan bien pero al enfrentarse con una búsqueda profesional se dan cuenta de que requieren más…los casos pueden ser diversos y la solución dependerá de la situación y los recursos que cada persona tenga.
Para mí, el aprendizaje de una lengua fue siempre más allá del tema laboral, era una forma de comunicarse con personas de otras culturas, tener acceso directo a información, conocimiento de otras formas de pensar y maneras distintas de plantearse la vida. Con el idioma viene el aprendizaje de otros valores, el replanteamiento de nuestros patrones culturales y nuestros puntos de vista…en fin una enorme riqueza que nos hace más abiertos y comprensivos a otras maneras de ver la vida.
Si hasta ahora el conocimiento de una segunda o tercera lengua se había planteado desde el divertimento o la pura necesidad de aterrizar en la fase de entrevistas para un puesto laboral, ¿quizás deberíamos cambiar el planteamiento? El considerar el conocimiento de lengua como una ventana abierta al mundo que nos da la oportunidad de crecer, movernos y por ende ser más libres en nuestras elecciones. Dejar atrás el “tengo que acumular certificados de lengua para tener puntos en las oposiciones o pasar el filtraje de los procesos de reclutamiento” para encaminarnos a sentirnos más cómodos en un mundo globalizado donde las oportunidades han dejado de ser exclusivamente locales.
Ante la situaciones que nos pueden deparar la vida, los ingleses hablan de prepararse siempre para el worst case scenario, de forma que tengamos un plan B en momentos de adversidad. Esto nos da una sensación de seguridad y de libertad. Responder con rápidez en momentos de crisis es importante, tanto para las organizaciones como para los individuos. Convertir una situación de crisis en una oportunidad de crecimiento y replanteamiento de formas de hacer y darnos cuenta de que “toda salida es una entrada a otra parte” Tom Stoppard
En resumen creo que tener un plan B nos da una gran ventaja para evitar el sufrimiento y el sentirnos atrapados, esa situación nos lleva a contemplar un camino distinto y si cabe incluso más satisfactorio o enriquecedor que el que llevábamos. Es la actitud que tomamos hacia las cosas la que nos hace salir adelante en momentos difíciles. Si tenemos un plan B, no dudemos en salir adelante con él.
Si nunca hemos tenido un plan quizás sea el momento de planteárnoslo. Empezar una gran tarea puede abrumarnos pero, es cuestión de ir paso a paso y no demorarnos en lamentaciones.
Y es que la ocasión hay que crearla no esperar a que llegue (Francis Bacon)
Tema inspirado en » ¿Tienes un plan B ? ‘». Francesc Miralles, El País Semanal
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